Crisis de la Modernidad y Política Ecológica

Crisis de la modernidad y ecología política (Posición 187 de 2367 en Kindle Reader)

El análisis de la crisis de la modernidad requiere una perspectiva histórica acertada; una vision no circunscrita a la sola “historia de los historiadores”, sino a la que arqueólogos, paleontólogos, biólogos, geólogos y astrofísicos aporten para entender los alcances de esta crisis de la civilización industrial. El pensamiento racional revela datos concretos acerca del devenir humano y social. La investigación científica no solo nos ayuda a comprender el origen del universo o la evolución de los homínidos, también es útil para reflexionar sobre los procesos sociales. Un rasgo inequívoco de la crisis actual es la tozudez humana de los analistas, cuya ausencia de memoria, estrechez metodológica y vision apresurada de los hechos limitan los estudios científicos actuals.

La modernidad es un invento social relativamente reciente; Enrique Dussel se remonta al descubrimiento de América (1492) para establecer su origen histórico, y distinguee dos etapas: 1) La modernidad temprana. Ésta se da en el context del mercantilismo global. La principal consecuencia del descubrimiento de América y la expansion portuguesa y de la Corona española como potencias colonials en el siglo XV fue la universalización de las ideas de subjetividad constituyente (cogito ergo sum de Descartes), la propiedad privada y la libertad de contrato, pilares del pensamiento modern y del capitalism que se materializarían hasta el siglo XVII. 2) La modernidad madura. Inglaterra remplaza a España como potencia mundial, y la Revolución Industrial posiciona al capitalism como el sistema económico hegemónico, que en el Imperialismo (1870) alcanzaría su punto más álgido. El capitalism se extiende por todo el mundo y ya desde el siglo XVII la Ilustración había asentado al pensamiento modern y racional como eje del progreso de la humanidad. En esta etapa es cuando se acentúa la distencia entre el centro (Europa) y las periferias (América Latina y África, sobre todo). Las principals características de la modernidad para Dussel, entonces, son su eurocentrismo y cientificismo que ocultan tras su maquillaje humanístico, progresista y vivilizatorio la otra cara que es la del capitalism y su doble explotación: social y ecológica.

No es possible establecer con precision una fecha que marque el inicio de la modernidad, aunque sí mencionar algunos acontecimientos que confluyeron en su nacimiento: el el pensamiento científico, el capitalism y el industrialism a través de la explotación del carbon mineral primero, y del petróleo, gas y uranio después. Algunos señalan que el Nacimiento “official” de la ciencia comprende el period de 1662 a 1666, años en que se fundaon las primeras sociedades científicas en Inglaterra y Francia. Por otro lado, el inicio de la industrialización y del capitalismo es difícil de datar, aunque éste no va más allá de los tres siglos. El 17 de Agosto de 1859, por ejemplo, se estrenó el primer pozo petrolero en el sureste de Estados Unidos.

Desde una perspectiva histórica de la especie, la antigüedad del ser humano data de unos 200000 años; en este sentido, la aparición de la era moderna (siglo XV) ocurrió apenas ayer. El siglo XX fue la época de consolidación del mundo modern; en unas cuantas décadas el ser humano pasó de un metabolism orgánico a uno industrial; en tan solo un lapso equivalente a 0.05% de la historia del homo sapiens, el capitalismo, el pensamiento racional y las políticas tecnócratas se expandieron por todo el mundo. El rasgo primordial de la crisis de la modernidad es su carácter multidimensional y tripartite que reúne a la crisis ecológica, social e individual en una sola: la crisis de la civilización industrial. Es un error pensar que esta crisis se limita a los aspectos económicos, tecnológicos y ecológicos, pues dentro de cada uno de ellos se encuentra toda una gama de (sub)divisions que obligan a analizarla desde dos criterios: uno epistemológico, que considere diferentes conocimientos y no se limite al pensamiento racional, y uno politico, que plantee soluciones alternativas al modelo hegemónico. Los movimientos sociales deben proponer un nuevo paradigma civilizatorio fuera de las práticas ancladas en la explotación de la naturaleza en aras del Desarrollo económico.

La crisis de la modernidad es el fin de una época; la fase terminal de la civilización industrial y sus contradicciones individuales, sociales y ecológicas. Los modelos científicos dominantes han demostrado su incapacidad para supercar la crisis y preocupantes. La civilización industrial ha afectado severamente un proceso gistórico de miles de años: la comunión entre el ser humano y la naturaleza. Las relaciones visibles entre los procesos metabólicos de apropiación, transformación, consumo y excreción mediante los cuales el ser humano ha aprovechado los recursos naturales, y las relaciones invisibles o estrictamente sociales expresadas en las instituciones políticas y económicas, y que deberían ser reflejo de ese vínculo primario con la naturaleza, son amenazadas por el interés desbocado del capital y la explotación social y ecológica.